¿Por qué fumamos?

30.06.2016 19:23

El tabaco al igual que cualquier otra adicción tiene un componente emocional.

Este puede variar para cada persona, porque cada uno lo vive a su manera, pero a todas nos emociona la pregunta ¿qué tal con mamá?

El humo del tabaco nos inhibe de situaciones de “falta de cariño” y siempre tienen que ver con nuestra madre. También puede ser que nos sirva para poner una cortina de humo para evadirnos de mamá. En todo caso ella siempre está presente.

Las madres por exceso o defecto nos dan su amor, cariño y protección a su manera, pero ¿cómo nos sienta eso a nosotros?

Si nos dan demasiado nos sentimos atados, por el contrario si nos hacen poco caso, nos sentimos abandonados.

Normalmente, casi todas las personas que fumamos o hemos fumado nos hemos iniciado en este hábito a edades bastante tempranas, en la adolescencia o al principio de la adultez. Esta época es una de las más delicadas porque queremos gestionar nuestra propia vida, pero carecemos de la experiencia y por supuesto de la madurez emocional.

En nuestra sociedad contemporánea y sobre todo en occidente, hay una falta de comunicación real en las familias. Esto viene dado por muchos factores, pero los principales y sobre todo en nuestro país son las guerras y la religión.

Si nos centramos en nosotros, podemos darnos cuenta que somos herederos de familiares directos que han vivido y sufrido las consecuencias de la Guerra Civil Española. En época de guerra y post-guerra, las familias y las personas han pasado por circunstancias “que mejor olvidar” y eso ha llevado a aprender a vivir en el silencio emocional.

La religión también ha tomado su partido en este bloqueo. Nos ha dirigido hacia el miedo, la culpa, la confesión, a sentirnos sucios y a no-hacer y no-decir. Y teniendo en cuenta que muchos nos hemos educado en escuelas religiosas, hemos “mamado” este ambiente. ¿Y dónde está mamá?

Desde el Bio-Reaprendizaje Emocional tenemos una buena noticia y es que fumar no mata.

Contrariamente a lo que nos dicen diariamente, hasta en las cajetillas de tabaco, no es el tabaco lo que mata, sino el miedo a morir porque fumamos. El pulmón es el órgano del miedo y obviamente, si estamos presos del miedo a poder morir, el cuerpo “nos ayuda” y desarrolla más masa pulmonar, o sea tumores, porque así tenemos más pulmón para respirar.

¿Y qué se puede hacer para dejar de fumar?

El tabaquismo tiene un componente emocional que es imprescindible identificar y desbloquear.

  • ¿Cuándo empecé a fumar?
  • ¿Qué situación estaba viviendo yo con respecto a mamá?

Estas son las preguntas clave que debemos poder responder. A veces ni siquiera lo recordamos porque nuestro inconsciente se ocupa de guardarlo y “olvidar”. Pero no. No se olvida. Está todo almacenado en nuestro subconsciente y es ahí donde el Bio-Reaprendizaje Emocional actúa, destapa, lleva al consciente y desbloquea.

Es por eso que muchas veces dejamos de fumar, pero recaemos, porque la situación inicial que originó nuestra adicción sigue atrapada en el momento en que empezamos a fumar. Hay que ir atrás en el tiempo, revivir el momento, y solucionar el conflicto desde ahí.

No obstante, es importante saber que el tabaco, lleva sustancias añadidas, y estos aditivos son muy adictivos, por eso dejar de fumar cuesta.

Por una parte hemos de “limpiar” el inconsciente, pero el cuerpo está intoxicado con sustancias, es por eso que hay que trabajar en ambos niveles.

Si sano la mente ¿Qué pasa con el cuerpo?

La nicotina (https://es.wikipedia.org/wiki/Nicotina), pasa a la sangre a través del humo que llega a los pulmones y de ahí al cerebro. Esta acelera el funcionamiento del Sistema Nervioso Central, facilitando la secreción de dopamina (https://es.wikipedia.org/wiki/Dopamina) de forma sobre-estimulada. Así es como el cuerpo se acostumbra a la sustancia, porque esta viaja por el torrente sanguíneo adhiriéndose a las células y cuando llegan al cerebro estimulan la secreción de dopamina. El cuerpo a su vez se acostumbra a los niveles de dopamina generados y cuando disminuyen porque dejamos de fumar, o reducimos el consumo de tabaco, estamos disminuyendo la estimulación de dopamina y el cuerpo nos pide más.

La dopamina es un neurotransmisor que estimula el impulso de repetir las experiencias placenteras. Cuando los niveles de dopamina son elevados, uno se siente revigorizado.

La dopamina se sintetiza en las áreas más profundas de la parte central de nuestro cerebro, siendo estas a su vez los centros de control de los estímulos del placer y el dolor. Aquí se activan las actividades placenteras y potencialmente adictivas para los seres humanos, entre las que se encuentran las drogas, el tabaco, el sexo, el juego, las compras compulsivas y los alimentos hipercalóricos. (extracto de “El efecto Luna de Miel “ de Bruce H. Lipton).

Así pues de esta forma, es como el cuerpo se apodera de nuestra voluntad y nos cuesta dejar el hábito porque le estamos negando no la nicotina, sino la dopamina!!.

Exagerando un poco, pero siendo un ejemplo válido, podemos ver los efectos de la dopamina como lo que sucede con las madres adictas al crack, que abandonan a sus hijos para obtener la droga. En realidad lo que se busca es el efecto placer de la droga que es el vertido de dopamina al circuito de la sangre y de alto efecto adictivo.

Y el por qué cuesta tanto dejarlo es porque esta hormona produce placer y anhelo. En cantidades adecuadas o alteradas por exceso produce placer, pero si la alteración es por defecto, o estamos acostumbrados a niveles elevados y los reducimos nos provocan anhelo o sea “síndrome de abstinencia”.

https://www.definicionabc.com/general/anhelo.php

A título informativo, cabe mencionar que esta área cerebral es la misma que se activa cuando uno está locamente enamorado; así pues podemos entender con más facilidad este circuito:

La buena noticia es que el cuerpo genera células nuevas sin cesar y muchas de estas tienen un ciclo de vida de 7 años, por tanto, si dejamos de fumar ahora, las células que se están creando ya no están impregnadas de nicotina. Estas, cuando llegan al cerebro, ya no estimulan la dopamina y en 7 años nuestro organismo estará limpio de células adictas a niveles de dopamina alterados.

Para concluir:

Debemos tratar el origen emocional de la ausencia ó exceso de mamá para dejar de estar necesitados de protegernos o “calentarnos” con el humo, de necesitar succionar, de ponernos una careta de adultos y “limpiar” nuestro inconsciente para solucionar la raíz del conflicto.

Y si es necesario, hacer algún tratamiento de desintoxicación, porque es fundamental saber que mientras el cuerpo nos pida la sustancia, es más fácil si le facilitamos las cosas.

Aportación de...

Equipo ISH