Alergias

02.09.2016 04:32

Las alergias por definición, son una enfermedad del sistema inmunológico que no tienen curación.

Se trata de una reacción desproporcionada del sistema inmunitario, ante una sustancia inofensiva para la mayoría de la gente que se detecta como un invasor y reacciona de manera inapropiada, provocando síntomas tales como, picor en la nariz, irritación de ojos y garganta, vómitos, afecciones cutáneas, … dependiendo del órgano al que afecten.

Cuando el cuerpo detecta el agente nocivo, se dispara el sistema inmunológico. En este punto el sistema nervioso da la alarma y los anticuerpos actúan provocando el volcado al torrente sanguíneo de varias sustancias, entre las cuales destaca la histamina, como defensa contra el alérgeno. Estas sustancias son muy irritantes y son las que provocan los síntomas de la alergia.

Las alergias tienen 2 fases, una muda y una sonora.

En la fase muda es muy importante la situación y las circunstancias que está viviendo la persona en ese momento.

Los cinco sentidos captan toda la información de nuestro alrededor grabándola en nuestro cerebro y catalogándola como “nociva”.

En  la fase sonora, se disparará de nuevo el sistema nervioso actuando contra esa sustancia a la que por primera vez se catalogó de “tóxica”.

Vemos pues que las alergias tienen un alto contenido emocional, cuando la persona está en una situación en la que ha habido una experiencia anterior que ha sido desagradable o traumática, el inconsciente reconoce las circunstancias porque se han grabado a través de la experiencia de lo que han captado nuestros sentidos, ya sea un olor, sabor, ruido, algo que hemos visto o tocado, etc… y nuestro sistema nervioso actuará rechazando ese elemento que la primera vez causó en nosotros un impacto vivido con estrés, como si de un elemento nocivo se tratara, dando lugar a la reacción bioquímica que provocará el volcado de los contra-alérgenos a nuestra sangre y produciendo los efectos que experimentamos en nuestro cuerpo como “alergia”.

Veamos ahora otro enfoque:

“La alergia es, ante todo, una defensa que protege al individuo, adaptando su organismo a la realidad cotidiana. A menudo está basada en un miedo, una inquietud, un recelo o un temor – todos inconscientes – que se relaciona con el alérgeno”. Dra. Grisel Crespo

Así pues vemos que ante todo, la alergia es una protección. Todos somos potencialmente alérgicos y podemos desarrollar una alergia en cualquier momento ante una situación estresante que desencadene un fuerte impacto emocional que ponga en alerta los cinco sentidos. Estos lo graban todo para que, cuando se den las mismas circunstancias o parecidas, se encienda la alarma.

La mayor parte de las alergias, son de carácter estructural, esto significa que ya se estaban programando cuando estábamos creciendo en el vientre de nuestra madre. Si ella vivió una circunstancia de alto impacto emocional durante nuestro embarazo, la experiencia se graba en nuestro inconsciente y nosotros desarrollaremos la alergia cuando en nuestras circunstancias de vida, ya fuera del útero materno, nos encontremos con una situación que  nuestro inconsciente biológico reconozca como peligrosa. Esto puede ser un alimento, un olor o perfume, un animal…..

La menor parte de las alergias, sólo un 10%, son de tipo coyuntural y responden a experiencias propias de nuestra vida.

Así pues, vemos cómo es muy posible que desconozcamos el origen de las alergias y el por qué hay niños que ya nacen con ellas o con algún tipo de intolerancia a sustancias; la razón es que ya están “programadas” y ellos las desarrollan una vez han nacido.

Es importante saber también, que dado su origen emocional, hay muchos elementos que nos pueden producir alergia, que tienen un significado simbólico en el inconsciente, un significado que éste relaciona con el entorno, pero que escapa a nuestra comprensión, por ejemplo la alergia a la leche o lactosa tiene un significado simbólico de madre, y el pan o cereales de padre.

Cuando podemos acceder a esos recuerdos y ver cuál es el origen emocional del síntoma, en la mayoría de casos, la simple toma de conciencia de ver la situación desencadenante, es suficiente para que la alergia desaparezca.

Vamos a poner un par de casos prácticos para profundizar en todos estos aspectos.

CASO 1:

Mujer de 42 años. Alergia al gluten (padre).

En el momento de su primera crisis (conflicto desencadenante) ella tiene 39 años, vive hace unos meses en Guatemala con su pareja y su hijo de 5 en la casa de su cuñada. Él trabaja todo el día. Ella se entera de que su marido le es infiel en uno de sus viajes. Él la mantiene económicamente y están viviendo en un país que no es el de ella y sí el de él.

Los síntomas que presenta en cada reacción alérgica son: mareos, inflamación y rigidez de vientre, gases, dolor en los intestinos, a veces heces blandas, a veces estreñimiento, agotamiento después de las comidas, congestión nasal, aumento de peso, irritabilidad, a nivel mental se siente como en una “nebulosa” incapaz de tomar decisiones claramente y se deprime.

Hace 4 meses es diagnosticada como alérgica al gluten.

Hipótesis sobre el tipo de conflicto:

Este es un caso de alergia alimentaria al gluten que se relaciona con un conflicto de un mal ambiente familiar debido al padre. En este caso hay un mal ambiente familiar porque no vive en su casa, ni es su país debido al trabajo de su marido, el padre de su hijo, que le es infiel y es el que la mantiene, el que trae el pan a la casa.

Guarda relación con la primera capa embrionaria (supervivencia) ya que es un conflicto de digestión “atrapar el bocado”.

Le pregunto acerca de la situación de sus padres: madre sobreprotectora y padre ausente y alcohólico. El conflicto programante puede venir del proyecto sentido, por cómo vive su madre esta situación. En su niñez su padre se ausentaba días y lo tenían que buscar a veces en los hospitales.

Una hipótesis es que ella no puede digerir la noticia de que su marido le es infiel (el bocado), que es el padre de su hijo (mal ambiente familiar). Su inconsciente asocia al marido con su padre: cuando se ausenta hay “peligro”. Además de que su marido la mantiene, es el que lleva el pan (gluten) a la casa, y en este caso se vuelve una amenaza potencial, una situación que no puede “digerir” = inflamación y rigidez de vientre, “asimilar” = dolor en los intestinos y “perdonar” = estreñimiento.

CASO 2:

Mujer de  48 años.  Alérgeno:  Látex

Momento de primera crisis a los 26 años.

Reacción Alérgica: Erupción cutánea en ambas manos e inflamación del ojo derecho por contacto con el guante de látex.

Escenario cuando tiene 26 años: Es odontólogo con 3 años de graduada y madre de una niña de mes y medio. Se va de Venezuela a Houston a realizar un post-grado en Periodoncia. Estudios muy exigentes en otro idioma, problemas con el conyugue, pocas horas de sueño, dificultades para cuidar a su bebé. La madre de ella se muda unos meses a Houston para ayudarla con el cuidado del bebé. Hasta la fecha siempre ha usado guantes de Látex, desde hace 8 años sin ninguna reacción.

Fase silenciosa: Ella está haciendo prácticas de periodoncia en su post-grado y recibe la noticia que su madre debe regresar a Venezuela a atender un problema de salud del padre. Siente angustia y preocupación por cómo atender a su hija y intuye que los conflictos con su esposo, el padre de su bebé, empeoran porque él deberá asumir mayor responsabilidad.

Fase ruidosa: Una semana después aproximadamente comienza la práctica y su guante hace contacto con el ojo derecho produciéndole una inflamación importante que la obliga a una visita clínica para administración de antihistamínicos. También experimenta una reacción en ambas manos. Desde entonces usa guantes de nitrilo.

Hipótesis: Siempre estuvo en contacto con el alérgeno sin ninguna reacción previa. Por lo tanto se trata de un desencadenante coyuntural producto de la asociación que hizo su inconsciente al látex con la situación de alto estrés que vivía por encima del límite tolerable, en particular en el momento en que recibe la noticia que su madre debe regresar a Venezuela. Esto le deja con dificultades para atender a su hija y continuar su postgrado y ella lo vive e interpreta como una amenaza. Al ser una reacción cutánea, estamos ante un conflicto con tonalidad de separación – la separación de su madre – y la reacción en manos simboliza que esta nueva situación va a afectar al trabajo manual, así como también tiene que ver con el arquetipo de padre, en este caso el padre de su hija. La reacción ocular que también experimentó debe interpretarse como una situación que no quiere o no desea ver, y al ser ojo derecho podemos vincularlo a su pareja (suponiendo que fuera diestra biológica).

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